Hacía mucho que no escribía por estos lares, bueno estamos de retache y con la batería cargada, después de algunos inconvenientes momentos, que fueron solamente momentaneos.
Luego de haber pasado una larga temporada escribiendo y leyendo, llegué a la conclusión que lo más importante de la literatura, cine y teatro, son sus personajes, pues ellos representan los dramas y comedias humanas, pues una historia sin personajes es una historia sin acciones emotivas y ello sería del nulo interés del espectador o lector.
Los personajes son nuestros guías a través de libros, películas, historias, quien después de leer un libro fascinante no termina teniendo una relación personal con dichos personajes. Tal pareciera que Don Quijote nos toma de escuderos y lo acompañamos en sus travesías y aventuras, con el singular y profundo Sancho Panza. Me ha ocurrido que después de leer un libro me meto tanto que termino soñando con los personajes. Cuando leí 100 Años de Soledad soñaba constantemente con José Arcadio Buendía, Remedios la Bella, o con Aureliano Segundo. La relación con los personajes se llega a crear en una empatía entre el lector y el escritor o mejor dicho con esa parte del creador, pues cada personaje es en escencia un estracto de la mente de quien está detrás de la historia. Incluso digamos por así decirlo que se llegan a crear amistades platónicas entre personajes y lectores, o público. Es por eso que los aceptamos, y los queremos o les tememos. Por ejemplo es imposible no querer al Principito. Y a su vez es imposible no sentir un temor o estremecerse con el Lobo Estepario. Porque ellos son la representación de lo que los seres humanos tememos, amamos
miércoles, 11 de marzo de 2009
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